Amor, amor, amor.

El amor es un tema complejo cubierto por muchos poemas, libros, películas e historias. Sin duda, una parte intrínseca de nuestra vida, sin importar que trabajo, profesión o negocio tengamos. Siempre habrá un gran enfoque en nuestros seres queridos cuando se trata de nuestra lista de prioridades de tiempo y recursos. Podría ser tu esposo o esposa e hijos, podrían ser tus padres, tus amigos o incluso tu perro, pero a todos nos gusta amar y ser amados.

Cuando se trata de coaching y, por supuesto, de objetivos para mejorar, es normal reflexionar en cosas como “¿Qué es lo que realmente amo?” y “¿Qué me apasiona?”. Lo reflexionamos porque nos da un propósito claro, nos muestra el valor oculto detrás de nuestras metas. “¿Para quién hacemos lo que hacemos?”A veces, cuando comienzo mis procesos de coaching, les pregunto a los ejecutivos: “¿De qué se trata tu vida? ¿Cuál es tu propósito?” Y no es raro obtener una respuesta completamente ajena a su trabajo: “se trata de darle lo mejor a mi familia y que sean felices.”

Como coach, no puedo evitar pensar en qué pasaría si aplicamos las mismas habilidades, conocimientos e incluso propósitos con un contexto diferente. ¿Qué pasaría si pensamos en las personas en el trabajo como nuestra familia?  No me refiero al concepto superficial de algún líder diciendo “aquí todos somos familia”, mas bien me refiero a una reflexión profunda acerca de como todos en la oficina o en nuestro negocio es parte de una familia que se merece lo mejor y que busca felicidad para llevar a su hogar.

En el budismo hay un gran truco para cambiar nuestra mentalidad. Inmediatamente cambia nuestra perspectiva y la forma en la que sentimos y expresamos nuestro amor por los demás. Es simple, es solamente pensar que cada persona es nuestra madre. Estoy seguro de que hay experiencias traumáticas para algunas personas con una madre realmente mala, pero en su mayor parte, incluso si fueron malas, no hubiéramos sobrevivido sin ellas. Los humanos somos tan frágiles como recién nacidos y, si no fuera por el cuidado de nuestras madres, no lo hubiéramos logrado. Este hecho crea una profunda sensación de gratitud y amor hacia una persona que básicamente nos ayudó a comenzar la vida y sobrevivir un comienzo difícil. Ni siquiera hace falta analizar los famosos sacrificios que hacen las madres, el hecho de que una persona te ayudó cuando no podías comer solo, limpiarte solo o relajarse solo es, para mí, algo muy importante que debería crear una sensación profunda de gratitud.

Durante muchos años he practicado esta técnica para generar compasión; de hecho, puedo activar intencionalmente un interruptor en mi mente cuando estoy frente a alguien difícil, o una persona que generalmente no me importaría, y me pregunto “¿y si esta persona fuera mi padre o madre? ¿Y si yo fuera hijo suyo? O incluso sin ponerme en la ecuación: “¿qué pasa con el amor que esta persona da y recibe por ser padre o madre?

Tal vez me lo estoy imaginando, pero casi puedo sentir como mis neuronas se reacomodan de la indiferencia o el rechazo hacia la atracción y el amor por esa persona.

Quizás te preguntas: “Bien por el mes de San Valentín, pero ¿cómo llevo esto a mi liderazgo o desarrollo personal? Bueno, te doy mis 3 reflexiones de amor que puedes aplicar a tu liderazgo:

  1. El amor es conflicto. Los gerentes y líderes le temen al conflicto, es una de las áreas mas grandes para el desarrollo: enfrentar y manejar conflictos. Tienes discusiones y peleas con la gente que amas, pero al final del día el amor prevalece y te das cuanta que el conflicto importa porque las cosas nos importan. Hay que dejar de evitar el conflicto y acercarnos con amor, creando crecimiento en nuestro equipo.
  2. El amor es empatía. Otra área importante cuando trabajamos con ejecutivos en una organización es cultivar la habilidad emocional de ser empáticos, o capaces de ponernos realmente en los zapatos de alguien más, de manera intelectual tanto emocional. Cuando nos importa, es mas fácil “sentir con esa persona” para comprender situaciones y generar un sentido de compasión.
  3. El amor es una decisión. Si quieres aprender sobre el amor, el mejor libro que he leído sobre el tema es El Arte de Amar por Erich Fromm. Lo leí cuando era adolescente y puedo decirte que no recuerdo bien los detalles, pero puedo resumirlo: el verdadero amor es la decisión de cuidar a otro ser humano, independientemente de como se sienta por ti. No es una transacción, no es reciprocidad, es un compromiso a dar, es altruismo puro. Si hay algo que los maestros iluminados de cada religión tienen en común, es el altruismo de darse completamente a si mismos, en todos los sentidos, por el beneficio de otros. ¿No sería bueno si los líderes estuvieran allí para sus equipos, entregándose al desarrollo de su gente sin importar la razón?

Como experto en Aceleración de Liderazgo, te puedo decir que esta técnica seguramente aumenta tu habilidad de liderar.

¡Al Amor!


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